Rincones escondidos en nuestra piel de toro.
Rincones que rebosan sosiego y relajación.
Pueblos con encanto que mantienen su sabor.
Pueblos que dejan en la retina ese color mediterráneo.
Calas escondidas en el perfil costero,
entre el mar y montañas, arenas blanquecinas.
Ese sabor salado que el ambiente deja
en cada una de las sensaciones, de las emociones.
Sol, mar, brisas, noches tranquilas de mil reflejos.
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