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lunes, 30 de enero de 2012

Antigua Cementera

Aún sigue viva la cementera, entre fantasmas
que lo habitan y se pasean señoriales.
Sólo quedan sus esqueléticas armaduras 
de robustas piedras forradas.

Un sueño de antaño se desmorona
entre farallones pétreos que lo abrazan.

Aún se vislumbra lo que hubo,
lo que fue y lo que será.
Aún queda una mirada melancólica
entre los rayos de sol que la atraviesan.


Engranajes

Los dientes desgastados por el tiempo inutilizados.
La grasa seca que atasca sus dentadas.
Aún enzarzados entre dientes y dentadas.

Aún queriendo mover la inexistencia.



Oxidaciones

Abandono.
Oxido.
Inhabitable.
Inservible.
La fuerza del tiempo pasa sobre los objetos
dejando su huella que poco a poco deteriora.

Poblado del pantano

Ruinas humanas visibles que dejan entrever el status de otros tiempos.
Casas, plazas, bares, albergues....
Todo va desapareciendo con el paso del tiempo
y el avance del monte y la naturaleza.
T



Pantano de Benageber

Cortando el curso del río se encuentra el pantano.
Apoyando sus brazos en las laderas,
con robustos brazos pétreos y no menos su cuerpo.
Mantiene tras de sí un extenso lago
que satisface exigencias humanas.
Así se encuentra el pantano.

Puntos de vista

¿Con cuál me quedo?
Busque su punto de vista.

Taquilla

Entre las ruinas que otros tiempos florecieron
 quedan restos aún de la presencia humana.
Si quieren entrar, pasen por la taquilla.

Primavera temprana

En un invierno, relativamente suave,
la naturaleza no entiende de estaciones.
El tiempo soleado y de temperaturas
más altas de lo normal, hace que las plantas
despierten del sueño invernal
para mostrarnos su manto de colores.

La hiedra

En el frío invierno, la hiedra aún sus hojas mantiene,
con colores desgastados mantiene su porte.
Enredada, arrastrada, descolgada,
en cualquier postura aguanta los envites del tiempo.

La Mazorra

Vigía de la llanura que se extiende hacia el sur,
guardiana de la sierra que cubre sus espaldas.
La Mazorra siempre alerta.

miércoles, 25 de enero de 2012

Estrechos del Ebrón


Entre paredes casi verticales,
el río discurre pausado reflejando el cielo en sus aguas.

Su pequeña ribera se pinta de verdes matorrales
y desnudos árboles que buscan la luz estirándo sus largos cuellos.
(Las fotos de la derecha, en las imágenes iguales, están trabajadas en HDR)
Los colores se siguen pintando, aún en invierno,
en los diversos tonos que la naturaleza recorta.

Agua, tierra, cielo, naturaleza, se funden en un conjunto único,
dando al espectador un teatro de luces y colores que las retinas absorben.
El invierno se pinta desnudo, irradiando las luces
que las escarpadas paredes dejan acariciar.